Ni corazones, ni flores, ni cajas de bombones. En Valencia, si quieres enamorar a tu pareja, tienes que regalarle una mocaorà el día de San Dionís.
La traducción literal es “pañolada” y consiste en un pañuelo de seda que envuelve coloridos dulces de mazapán.
El San Valentín valenciano se celebra, desde hace más de 300 años, el 9 de octubre pero, ¿cuál es su origen?
Tras la Guerra de Sucesión en Valencia se prohibió festejar la entrada de Jaime I a la ciudad y los tradicionales piulets y tronadors (petardos de la época) dejaron de sonar. A modo de protesta, el Gremio de Confiteros se basó en la forma de estos petardos para elaborar dulces de mazapán. Junto a ellos se fabricaron también frutas y hortalizas que hacían referencia a la huerta valenciana. Todos estos mazapanes, envueltos en un pañuelo, se regalaban a la mujer amada.
La tradición ha permanecido y cada año se utilizan unos 70.000 Kg de mazapán para elaborar hasta 200.000 mocaoràs.
Además, el Gremio de Maestros Confiteros premia a las mejores pastelerías que participan en esta celebración. Dulces Martín es una de las más destacadas con más de 50 años de experiencia y dedicación a los productos típicos valencianos y al trabajo artesanal del mazapán.